Ya no entonaré más este grito de guerra de las feministas del siglo pasado. Ahora soy morena y, por lo tanto, inteligente. Con el tinte, como todo el mundo sabe, además de cambiar el color de los cabellos se producen una serie de conexiones neuronales inmediatas, de manera que al pasar de rubia a morena también se pasa de tonta a lista.
Con el tinte se deja de ser:
- Rubia
- Tonta
- Complaciente
- Insegura
- Dependiente del macho más cercano.
- Adicta a un buen número de vicios innecesarios
- Blanda
- Llorona
- Frágil
- Femenina
Y se pasa automáticamente a ser:
- Morena
- Inteligente
- Exigente
- Con la autoestima por las nubes
- Independiente y segura.
- Adicta al maloboro light como Carrie Bradshaw (o a ducados rubio light, según la economía) y a los perfumes franceses.
- Fuerte
- Con ciertas dosis de autocontrol
- Mega-maziza
- Femenina
Además de estar mucho más guapa. Según mi hermana, parezco Blancanieves (que es el ejemplo vivo de que toda morena es inteligente y fuerte, independiente del macho más cercano -los enanos no cuentan). Piel blanca, ojos azules, pelo negro...¡Ala! "Ojos azules, pelo negro" como la novela esa de Marguerite Duras que me he leido dos veces, con 18 y 28 años, con idénticos resultados: no entendido una palabra. Debe ser porque lo leí siendo aún rubia...
Claro que lo que la naturaleza no ha dado, l'Oreal no arregla. Sólo lo disimula...
Dios, que frívola estoy hoy. Con la semanita tan trascendental que he pasado...
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